miércoles, 14 de septiembre de 2011

   Mi mente y yo,
               Vos y mi mente.  
                              Vos y yo.  
                                      Mi mente, vos y yo.


Un triángulo difícil de convertirse en simples rectas. Son un todo.
No me puedo escapar ni de vos, ni de mi, ni de mi mente.
Vos no salís ni de mi, ni de mi mente. Mi mente está en vos y en mi.
En fin, que triangulo complejo. 
Como resumir..
Estar con vos, un viaje de ida...
Armé las valijas, fui al aeropuerto, me subí al avión, llegué.
Me enamoré del lugar, pasé frío, calor, no tenía todo lo necesario en la valija.
Quise volver, pero no pude.
Elegí quedarme disfrutando en mi nuevo lugar hace ya casi un año y medio o casi cuatro.
Ahora, soy feliz. y no hay forma de volver. No quiero volver.. y aunque quisiera, 
todo tipo de transporte fue destruido por una fuerte lluvia de meteoritos.
Es un viaje de ida, sin retorno.  

jueves, 24 de febrero de 2011

Entre tu y yo un abismo.
Un abismo de ser, de actuar,
un abismo de esperar, de interactuar.

Entre tu y yo un amor.
Un amor sin igual, de palabra,
un amor de hechos, de verdad.

Cómo será que te quiera,
cómo será que me quieras,
será así cómo es.

Entre tu y yo palabras.
Palabras buenas, palabras malas.
Palabras que fortalezen y que desarman.

Entre tu y yo un mundo.
Un mundo armado por los dos.
Tu mundo, mi mundo, nuestro mundo.

Entre tu y yo la felicidad.
La que anhelamos, la que buscamos.
La que dejamos ser, la que vivimos.

Solo entre tu y yo, entre los dos.
un todo en mi vida, un ser,
un amor, un aire, un respiro.

lunes, 3 de enero de 2011

Mi llanto desconsolado empapaba su remera blanca, envuelta en sus brazos no tenía consuelo. Un hasta luego, parecía un adiós. Era un adiós, que después se convertiría en un hasta luego y más tarde en un hasta pronto.
De sus ojos dulces brotaban gotas de llanto. Dejando su frialdad de lado, repentinamente pronunció las palabras más tiernas que jamás hubiese esperado escuchar: “me voy feliz, porque se que cuando vuelva vos me vas a estar esperando.” Palabras que cuando la angustia nace me reconfortan. Me hacen sonreír.
Una vez más vivo la importancia de las palabras. Una vez más, soy consciente de que las palabras justas pueden alegrar el alma como también pueden destrozarla por completo.
No es un adiós, es un hasta pronto. Y aquí lo estaré esperando. Con la sonrisa más pura y sincera que jamás pude dar.